lunes, 17 de junio de 2013

Panamá y WikiLeaks




En el 2006 la Internet recibió a un nuevo huésped, “WikiLeaks”.  El sitio que desde sus inicios, mediante varias de sus publicaciones, ha estremecido a poderosos imperios económicos y a varios gobiernos en Medio Oriente, Asia y Europa, incluyendo al Pentágono estadounidense. Cuatro años después, a fines del 2010, la famosa web se preparaba para asestar un nuevo y duro golpe.

Aunque en noviembre de 2010, “WikiLeaks” cobraba tímida atención en Panamá, particularmente con la visita de la periodista francesa Anna Marie Mergier, corresponsal de la revista mexicana, “Suceso”, quien expuso el tema en la Universidad de Panamá,  la editora de un reconocido y prestigioso medio impreso, concebía a la referida web como otra versión de “Wikipedia”.  El vergonzoso incidente, podría encontrar respuesta ante la escasa cobertura que algunos medios suelen darle al escenario mundial y a la evidente carencia de lectura y documentación de algunos periodistas.  Su confusión e ignorancia, contribuirían a mantener en bajo perfil al sitio del cual se comentaba había superado, en investigaciones periodísticas, al diario estadounidense “The New York Times”.

Mergier expuso el tema en la Facultad de Comunicación, el viernes 26 de noviembre del 2010. Explicó que “WikiLeaks” era un caso emblemático y citó aquellas imágenes del helicóptero Apache, cuando en junio de 2007, asesinó a 12 civiles en Irak, incluyendo a dos empleados de la agencia inglesa Reuters, además de herir a dos niños. Medios locales le prestaron poca importancia al tema y a la ponencia de la colega.

Para esos mismos días, mientras la referida editora panameña y su ineptitud, pasaban inadvertidas en el periodismo responsable y libre, dos escenarios se fraguaban en Europa.  Uno sería concretar los planes de la más poderosa y extensa publicación de documentos secretos y el otro, los intentos de la policía británica en arrestar al fundador de “WikiLeaks”, el periodista australiano Julian Assange, quien todavía permanece refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.   

Solo sería publicada una pequeña porción de los 251 mil 287 cables diplomáticos, emanados de las embajadas y consulados estadounidenses de 180 países, con información de esos gobiernos.   

La difusión estaba en mano de los medios impresos más poderosos del planeta. Paradójicamente, esos que algunos denominan los medios del sistema- el londinense, The Guardian, el francés, Le Monde Diplomatiqué, el estadounidense, The New York Times, el español, El País, y la revista alemana, Der Spiegel-.  

Las publicaciones empezaron a salir a partir del 28 de noviembre del 2010, dos días después de la visita de la periodista europea a Panamá. 

El hecho se concretó con la debida coordinación de Julian Assange, quien accedió a compartir el tesoro diplomático, luego de escuchar la tentadora proposición de periodistas de uno de los grandes consorcios mediáticos: el “The Guardian”. Assange tenía plena conciencia de que el  alcance y la multiplicación de la información a través de esos  medios, era mayor que el que estaba logrando “WikiLeaks”.

El gobierno de Estados Unidos, trató de impedir la publicación. Según los periodistas británicos, David Leigh y Luke Harding, del diario londinense, The Guardian, en su obra: “WIKILEAKS”, Assange le pidió al gobierno norteamericano nombrar en privado ejemplos que demostraran que la publicación de alguno de los cables implicaba riesgos y daños.  Assange se comprometería a  considerar de manera expedita cualquier propuesta del gobierno de EU, antes de publicar.   El consejero legal del Departamento de Estado, Harold Koh, se limitó a responder que la difusión violaba las leyes de Estados Unidos y ponía en peligro la vida de innumerables personas, además de amenazar la cooperación entre ellos y sus aliados. Pese a la insistente excusa, el gobierno norteamericano nunca ha podido demostrar tales riesgos.  

Para el fundador de “WikiLeaks”,  el único interés de EU estaba centrado en evitar que la información se convirtiera en un tema de dominio público por lo que concluía que aquella fatalidad era imaginaria.  Assange consideraba que EU tenía como única intención, ocultar las pruebas de abusos contra los derechos humanos y otras conductas criminales desveladas por los cables diplomáticos.  

El escándalo masivo tuvo algunas grietas, como era de esperar. Muchos temas sensitivos no fueron difundidos.  El “The New York Times”, por ejemplo, prefirió filtrar los secretos, previa consulta y aprobación del Departamento de Defensa y el Departamento de Estado de EU.  Igual ocurrió con el diario “El País”, de España, que no expuso algunos escándalos de la Corona. Otras consideraciones también fueron tomadas en cuenta por el resto de los medios, incluyendo al impreso londinense, líder de la iniciativa.

Entre muchos de los secretos divulgados figuraban los de Rusia. El liderazgo de Vladimir Putin, estaba en dudas.  Funcionarios de su gobierno, oligarcas locales y el crimen organizado, eran vistos como un solo estado mafioso. La documentación menciona el tráfico de armas, blanqueo de capitales, enriquecimiento personal, protección de gángsters y cuentas secretas en paraísos fiscales. Los sobornos anuales superaban los 300 mil millones de dólares y resultaba complicado distinguir entre las actividades del gobierno y las del crimen organizado. La documentación señala que los espías rusos utilizaban a los jefes de la mafia para realizar acciones delictivas, como el tráfico de armas. Además insistía en que varios  organismos de seguridad protegían a esas redes mafiosas.

Por fin, las publicaciones internacionales lograron despertar a la prensa panameña.  A mediados del 2011, el contenido de algunos cables correspondientes al período 2009 y 2010, con secretos del gobierno de Ricardo Martinelli, fueron difundidos por algunos diarios nacionales. Al parecer, ocurrió después que esos medios llegaron a un acuerdo con “WikiLeaks” , para poder tener acceso a los cables de Panamá.

Todavía existe mucha información sobre Panamá que no ha sido difundida. En ella se esconden hechos históricos de la oscura etapa de los militares y sus relaciones con la oligarquía y la poderosa clase empresarial, los períodos pre y postinvasión, y los secretos presidenciales de Guillermo Endara Galimany, Ernesto Pérez Balladares, Mireya Moscoso, Martín Torrijos Espino y Ricardo Martinelli Berrocal.  

Al revisar semejante densidad de cables, está claro que si el espionaje estadounidense no perdonó al surcoreano, Ban ki-moon, secretario general de la ONU, mucho menos lo haría con los cinco expresidentes panameños que a diestra y siniestra han gobernado a espaldas del país. La ecuación es simple y la historia no miente. Ya antes lo he mencionado en otros de mis escritos, los insignes exmandatarios  constituyen el relevo de una misma clase política que se alterna el poder  a favor de sus propios intereses y los de poderosos, criollos y foráneos, tal y como viene ocurriendo durante estos últimos 23 años.

Uno de los documentos, entre muchos otros, no publicado por la prensa panameña, es el cable “04Panama 2176_a”, del 26 de agosto de 2004”, que hace referencia al indulto que la expresidenta Mireya Moscoso concedió el 25 de agosto de 2004, a los 4 terroristas cubanos, condenados en Panamá; dos a ocho años de prisión y dos a siete años.

El plan era asesinar al presidente cubano, Fidel Castro, quien llegó a Panamá en el año 2000, en ocasión de la X Cumbre de países Iberoamericanos, durante un conversatorio que sostendría en el Paraninfo de la Universidad de Panamá. Explosivos militares C-4 fueron encontrados por la policía. La explosión impactaría al complejo hospitalario que se encuentra ubicado frente a la mencionada Casa de Estudios Superiores.  Los 4 terroristas son: Luis Posada Carriles, Gaspar Jimenéz Escobedo, Guillermo Novo Sampoll y Pedro Crispín Remón Rodríguez.

El citado documento revela que Luis Posada Carriles, de quien no se sabía su paradero, llegaría a Honduras, después de haber  salido del aeropuerto de Tocumen, escoltado por la Policía que dirigía Carlos Barés, -el hombre que después de  haber sido chofer de Arnulfo Arias Madrid, curtidor de cuero en Nicaragua y vendedor de autos en la desaparecida  empresa Toyopan y TESA, no se imaginaría que llegaría a ser director de esa entidad durante la administración de dos gobiernos arnulfistas-.  El cable menciona que los terroristas partieron de dos aviones fletados el 26 de agosto, y que tres de ellos llegaron a Miami antes del mediodía.

En el audio que Moscoso dejó al exembajador de Estados Unidos en Panamá, Simón Ferro, en su contestador automático y que este servidor difundió cuando coordinaba el noticiero nocturno de TVN: “Síntesis Informativa”, el 27 de agosto del 2004, se escucha a la exmandataria decir: “Embajador, buenos días, es la Presidenta para informarle que ya los cuatro cubanos fueron indultados en la noche de ayer y que ya salieron del país, tres van rumbo hacia Miami y el otro pues con rumbo desconocido, hasta luego, un abrazo.”

Cuatro años después, 1 de julio de 2008, la Corte Suprema de Justicia de Panamá, revocó el indulto por ilegal. La prensa nacional rara vez cuestiona a Moscoso sobre este tema y cuando lo hace, no suele repreguntar con argumentos como los citados en este cable diplomático, que antes sin saberse su contenido, ya era información conocida, pues fue publicada por la prensa internacional ante la denuncia formulada por el gobierno cubano. Panamá, aún no ha solicitado la extradición de Posada Carriles, que ahora no solo es prófugo de las justicias venezolana y cubana, sino también de la panameña.

Mientras la Oficina Federal de Investigación de EE. UU (FBI), reconoce a Luis Posada Carriles como terrorista, y pese a los efectos que hubiese tenido el atentado en Panamá contra Fidel, logrando también asesinar a cientos de inocentes panameños y extranjeros, la señora Moscoso se ha limitado a decir que indultó a Posada Carriles por motivos humanitarios y que volvería hacerlo.

La verdadera motivación de Moscoso encuentra mayor sentido en otra parte del cable que textualmente expresa: “La especulación abunda sobre los motivos de Moscoso de indultar a los 4 cubanos anticastristas”.  “Tanto Moscoso y su hermana, tienen fuertes lazos en Miami, donde poseen bienes raíces y gastan una cantidad considerable de tiempo”.

El cable de la diplomacia norteamericana, también menciona que la prensa local y muchos comentaristas especulaban que Mireya y su hermana Ruby Moscoso recibieron sobornos de los cubanoamericanos de Miami. Añade que otra especulación se centró en la supuesta finalidad de Moscoso para ganarse el favor de Miami y de funcionarios estadounidenses, posiblemente como una póliza de seguro contra la revocatoria de visa por corrupción. Estos rumores también son citados por el sitio español “Rebelión”, en una publicación realizada el 21 de marzo del 2005. Los comentarios tenían su origen en los círculos jurídicos del país, quienes concluían que Moscoso estaba obligada a indultar a los cubanos por compromisos que tenía con el gobierno estadounidense, que conocía de sus actos de corrupción en los que estaba involucrada.

Según una investigación realizada por la periodista cubana Ivón Deulofeu, en su libro: “Paraninfo un magnicidio frustrado”, a Moscoso y a varios de sus ministros les retirarían la visa para ingresar a EU, si los 4 terroristas  no eran liberados. Deulofeu también menciona que el indulto fue negociado en Miami por Ruby Moscoso a quien le entregaron 4 millones de dólares, según publicaciones aparecidas en varios sitios de Internet. “Rebelión” menciona que la operación fue consumada al estilo comercial de Liechtenstein y que los amigos de Miami obsequiaron a la expresidenta Moscoso un auto “Lincoln Town Croown, del 2005, valorado en 125 mil dólares.

En otra parte, el cable hace referencia a que un abogado, al parecer de la parte acusadora, confirmó tener el nombre del banco europeo donde se depositarían los millones de dólares en el supuesto soborno que le fue entregado a las hermanas Moscoso.   

Aunque todos tenemos derecho a conocer la verdad, o tener acceso a la información, como lo consagra el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el soldado estadounidense Bradley Mannig de 25 años, está siendo juzgado en una corte militar en Maryland, por proporcionar  a "WikiLeaks" los escandalosos cables diplomáticos y otros documentos y videos.

El joven osado, quien tendría 22 años cuando fue detenido en mayo del 2010, a causa de la  traición de un amigo y confidente, ha sido torturado. Al principio de su detención fue llevado a un campamento en Kuwait donde fue enjaulado. Según él mismo relata a finales del 2012, fue conducido a una carpa militar que tenía dos celdas parecidas a dos jaulas, cuya dimensión era 2.4 x 2.4 x 2.4 metros con un estante y un inodoro. Solo dormía unas horas en el día porque en la noche sus carceleros no se lo permitían.  Durante su testimonio Manning dijo:”Recuerdo pensar, me voy a morir. Estoy atrapado dentro de esta jaula. Solo pensaba que iba a morir en esta jaula. Y así lo veía, un animal en una jaula.”

Durante su estancia en Irak, como analista de inteligencia en la Segunda Brigada, Décima División de Montaña, donde fue asignado a fines del 2009, Manning se escandalizó de  los actos atroces que había descubierto. Durante meses tuvo acceso a información espeluznante, como el referido video del helicóptero matando gente inocente, o los  documentos donde se confirma el asesinato de civiles que el  ejército registraba  como combatientes enemigos.

Manning, experto en ordenadores, quien fue entrenado en misiones de inteligencia militar en Arizona, después de alistarse en el ejército de Estados Unidos en octubre del 2007, decidió no ser cómplice de todo lo que sabía y optó por el derecho que tienen los ciudadanos a conocer la verdad.  


Las informaciones secretas y la seguridad de los Estados, se han convertido en excusas para la impunidad. Los denunciantes del crimen, la extorsión y la corrupción, son acusados de terroristas y de atentar contra la seguridad de los países, mientras los asesinos no son procesados, ni castigados. Los héroes y valientes son juzgados como traidores y cobardes. La información es un derecho que solo tienen los que manejan el poder y los que ocultan sus maldades. Los gobernantes mienten descaradamente y los ciudadanos del mundo se lo permitimos.

Bradley Manning, Julian Assange y WikiLeaks, están vinculados con Panamá, por ello los asociados de este Estado tienen derecho a conocer qué más hay en los cablegate del espionaje estadounidese.  

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