martes, 31 de julio de 2012

¿Estados Unidos, sociedad violenta?


"Si todos en esa sala de cine hubiesen estado armados, eso no habría ocurrido." Así se expresaron varios ciudadanos estadounidenses luego de la escena de violencia que de la ilusión visual de la pantalla grande, se trasladó a la realidad en el cine Century 16, en el estado de Colorado, durante la medianoche del viernes 20 de julio. Las víctimas fatales, 12 y el número de heridos, 58. Uno de ellos, se mantiene en estado de coma, provocado por el disparo que recibió en la cabeza. Este es el joven con el mayor estado de gravedad, cuyo futuro se torna oscuro, no solo por la inactividad de su conciencia, sino por los casi 2 millones de dólares que tendrán que cancelar sus familiares en virtud de no contar con un seguro privado.

El sospechoso de la masacre, James Holmer, un joven de 24 años, autodeclarado agnóstico, estudiante de un doctorado en Neurociencia en la Universidad de Colorado, con 6 años analizando el funcionamiento de la mente, ingresó a la sala 9 del condado de Arapahoe del estado de Colorado. Asido de armamento de guerra y cuando apenas transcurrían 9 mil minutos de corrida la cinta sobre la nueva versión de "Batman", "el caballero de la noche asciende", el sospechoso lanzó una o dos latas de un gas irritante y seguidamente disparó contra la audiencia.

El medio "Democracy Now" que dirige la periodista estadounidense Amy Goodman, informó que Holmes supuestamente tenía un fusil AR-15, equipado con un cargador de tambor para 100 cartuchos, dos pistolas Glock con cargadores para 40 cartuchos y una escopeta Remington 870 que dispara hasta siete cartuchos sin necesidad de recargar.

Ya antes, 13 años atrás, 20 de abril de 1999, en ese mismo estado, en la escuela secundaria de Columbine, separado por 35 kilómetros de Aurora, 15 estudiantes murieron cuando dos adolescentes que luego se suicidaron, dispararon contra sus compañeros. Pese a ello, no se registró ningún cambio en Colorado en torno a la normativa que rige la materia, de acuerdo a publicaciones del diario estadounidense "The New York Times". En ese mismo estado las personas pueden portar armas escondidas, como por ejemplo, en el campo de la Universidad de Colorado, en los autos o en cualquier espacio público.

Mientras algunos osan rebuscar las motivaciones encriptadas en la mente del presunto asesino que le llevaron a escenificar la masacre, otros especulan e intentan extraer una explicación psicológica y sociológica sobre la conducta del chico. Incluso se habla, sin ninguna evidencia contundente, que probablemente Holmes tenía alguna atracción con el Guasón, uno de los villanos de la saga. Lo cierto es que la sociedad de la nación más poderosa del mundo parece mostrarse tímida e incapaz de exigir a sus gobernantes revisar las legislaciones que permiten a sus ciudadanos el beneficio en la tenencia de armas. La Cámara de Representantes y el Senado, después de cada matanza, solo se ha limitado a guardar silencio.

No estaremos acaso frente a una sociedad que promueve y hace culto a la violencia, donde sus principales protagonistas son políticos, gobernantes y empresarios? Un día después de la matanza, según datos publicados recientemente por la BBC de Londres, las solicitudes para verificación de antecedentes para la compra de armas se dispararon, Una semana antes, el número de solicitantes fue de 880, al día siguiente aumentaron a mil 216 y el sábado 21 de julio sumaban mil 243.

La segunda enmienda de la Constitución de Estados Unidos se ha constituido en la excusa para la tenencia de armas. "El derecho del pueblo a tener y portar armas, no será infringido. Una milicia bien entrenada será necesaria para el mantenimiento de la seguridad en cada estado", reza la citada enmienda.

Por varios meses, Holmes recibió 90 paquetes de armas y municiones, según informó la policía. La compra la hizo a través de un mercado en internet no reglamentado por la legislación. Ello le permitió adquirir más de 6 mil balas, 3 mil para rifle de asalto, 3 mil para pistola y 350 cartuchos para una escopeta calibre doce. En su apartamento, la policía encontró 30 granadas de mano improvisadas y varios recipientes repletos de pólvora y gasolina.

Las ofertas en internet sobre la venta de armas abundan y cada vez suelen ser más atractivas. De acuerdo a informes de la agencia internacional de noticias, "The Asssociated Press", días después de la masacre, el sitio BulkAmmo.com, ofrecía un paquete de mil balas de rifle por 335 dólares. Otros sitio es; tacticalgear.com, que surte a policías, soldados y aficionados obsesivos. El 2 de julio, 18 días antes de la encarnizada tragedia, James Holmes compró, a través de la referida web, por 306 dólares, un chaleco de combate, portacargadores y una navaja. Además pagó una tarifa adicional para que el envío le llegara en dos días a su apartamento. Todas las compras fueron legales, aseguraron las autoridades.

Sorprende saber que el país que pregona libertad y democracia como garantía de justicia y seguridad, no cuente con un sistema que detecte a individuos acumulando un arsenal de armas de grueso calibre.

Intereses económicos pesan más que la vida. Para la congresista, Carolyn McCarthy de Long Island, Nueva York, quien perdió a su esposo cuando éste recibió un disparo en la cabeza durante la masacre del ferrocarril de Long Island en 1993 y cuyo hijo permanece paralítico al recibir un disparo en la cabeza, el problema es que los políticos se sienten intimidados por la Asociación Nacional del Rifle y por los fabricantes de armas, que aportan grandes sumas de dinero a las campañas políticas.

El domingo 27 de julio, CNN en español intentó montar un debate sobre el uso de armas en Estados Unidos, con un pobre papel de la periodista que condujo la discusión. Fue realmente sorprendente el cinismo demostrado por uno de los panelistas en su defensa por la venta de armas. Se trata de Larry Pratt, dueño de la poderosa corporación, "Propietarios de Armas de América".

Mientras observaba, me pareció estar frente una elocuente escena de los que los juristas denominan, apología del delito. Pratt, sin escrúpulo alguno, insinuó que si la policía no actuaba, o bien no se ajustaba a lo que determinaba la sociedad, los ciudadanos tenían el derecho de usar las armas, incluso en contra de las propias autoridades. Pratt se jactó de que ni con la reelección de Obama, ni en el caso de que el republicano Mitt Romney, se convirtiese en el próximo Presidente, surgirá una nueva legislación sobre la posesión de armas.

Las seguridad de Pratt, además de su arrogancia, la sustentó en la pasividad con la que ambos políticos, en plena actividad proselitista, luego de la masacre, han asumido sobre la legislación en la tenencia de armas. Obama solo se ha referido a evitar que las armas caigan en malas manos, pero en el contexto de las normas vigentes.

Si gobernantes y políticos no promueven la violencia, por qué el expresidente democráta James Carter, criticó duramente a la actual administración por su política antiterrorista mediante un artículo publicado este año en el diario "The New York Times". El expresidente señaló que los continuos ataques con aviones no tripulados -drones- y la política de asesinatos selectivos desde la cúpula del Gobierno, "son una prueba inquietante de hasta qué punto nuestra nación ha extendido la violación de los derechos humanos".

En Estados Unidos, algunos medios han hecho público que hace medio siglo los gobiernos han dispuesto de un programa de asesinatos selectivos.

Según publicaciones del medio alternativo "Activis Post", desde que Obama asumió el poder, las ventas de armas han crecido extraordinariamente. Más de 10 millones fueron vendidas en el 2011 y este año han seguido creciendo, pese a la crisis económica que atraviesa esa nación.

El diario "La Nación", de Costa Rica, publicó recientemente que unas 300 empresas en EU, se dedican a la fabricación de armas y municiones, cuyos ingresos combinados ascienden cada año a unos 6 mil millones de dólares. El diario, cita a la firma de investigación "Hoover's", filial de Dun &amp, Bradstreet. La firma agrega que el negocio de las armas está muy concentrado donde el derecho a portar armas lo garantiza la Constitución. Añade que esto contrasta con la realidad de los países europeos, donde la normativa para que un civil obtenga un arma es restrictiva.

Nuevamente la codicia priva sobre la propia existencia humana. Las matanzas en EU, la criminalidad ascendente, la violencia generada por las bandas juveniles, las políticas de gobierno y los magnates de la industria armamentista parecen dirigir el lente hacia una sociedad violenta, alimentada por la violencia.

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