Revisar
lo que ocurre en el mundo resulta preocupante,
particularmente cuando muchas de las agencias internacionales y medios locales suelen
restarle importancia. Lo paradójico es
que lo mismo que se registra en algunas latitudes, donde se difunde como
injusto, en otras se disemina como hechos normales y hasta parece portar una
dosis de tolerancia.
Lo
que usted leerá es el resultado de consultas
realizadas en diversos espacios alternativos. Tiene poco impacto porque
no se transmite a través de los medios tradicionales, lo cual no es casual, forma
parte de la cadena desinformativa global.
“Abajo
los muros de las prisiones”, era una de las arengas pronunciada por las madres
de reos colombianos durante una protesta que tuvo lugar en las principales
calles de Bogotá, en mayo de 2012. Sus
hijos son víctimas del terror que impera en el sistema carcelario de Colombia.
Por ello decidieron caminar desnudas, como
acto de protesta.
Según
informes presentados por diversas organizaciones colombianas ante el Comité de
Derechos Humanos de Naciones Unidas, el hacinamiento en las prisiones supera el
40 por ciento.
El
Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario -INPEC- hasta marzo de 2012 reportó
105 mil 474 presos en las 114 cárceles de todo el país. Hay 22 mil bajo detención
domiciliaria y 130 mil 614 privados de su libertad. Peor aún, 40 mil tienen años de estar en
calidad de sindicados, a la espera de ser juzgados.
En
Bogotá, La cárcel Modelo, con capacidad para 2 mil 700 internos, mantiene
detenidos a 6 mil 550. Muchos ocupan los
techos de los pasillos y duermen en hamacas hechas de mallas, sábanas y ropa
vieja, amarradas a los cielos rasos, que a su vez son objeto de disputa entre
los reos. Las celdas miden 1.80 por 2 metros cuadrados donde solo debe
pernoctar una persona, pero lo hacen 5.
A
los presos se les niega el consumo de agua potable y se les entrega raciones de
comida podrida o con restos fecales, según lo difundido por la propia Comisión
para Derechos Humanos de Naciones Unidas. Las madres denuncian que los
custodios botan las comidas que les llevan a sus hijos.
En
Bogotá los reos son bañados con agua helada y forzados a permanecer desnudos en patios
con temperaturas que bajan hasta 5 grados.
Diversos
sectores han denunciado que el gobierno criminaliza a quienes les cuestionan, a
través del aparato judicial y el sistema penitenciario. Estas políticas involucran
tanto la gestión del expresidente Álvaro Uribe como la del presidente, Juan Manuel Santos.
La
existencia de presos políticos es negada por el gobierno. En febrero del 2012, en
el encuentro “Colombia entre rejas”, se confirmó la cifra, 9 mil 500. Se estima
que cerca del 90% son civiles encarcelados. Se mencionan sindicalistas,
ambientalistas, líderes agrarios, maestros, académicos críticos, abogados,
médicos y defensores de derechos humanos.
La
legislación colombiana contempla la sedición y la asonada como conducta
delictiva, esto evidencia que sí existen los delitos políticos. Por
ello miles de colombianos han sido condenados por rebelión.
Diversos
organismos han investigado y comprobado que desde la década del 70 hay
denuncias por persecución política. A partir del 2006 varias organizaciones de
derechos humanos alertaron de la existencia de 7 mil 500 personas privadas de libertad
por causas políticas. La negación del
gobierno levanta mayor suspicacia cuando su propio Ministro de Justicia rechaza
el regreso de la Comisión Internacional de Observación a las Cárceles.
Informes
de organizaciones que abogan por los derechos humanos, aseguran que
los prisioneros son torturados, confinados a calabozos y sometidos a golpizas.
Incluso hay testimonios de fatalidades porque a los prisioneros se les negó el
derecho a recibir asistencia médica. A
los enfermos terminales se les impide tomar medicamentos, esto les ocasiona fuertes dolores.
El
abogado español Enrique Santiago, asesor de la Comisión Internacional de
Observación de los Derechos Humanos en los Establecimientos Carcelarios, visitó algunas cárceles. Durante una entrevista dijo
que el cambio implementado por el expresidente Uribe en el sistema carcelario eliminó
el disfrute de los derechos básicos de los reos, sin discriminar al tipo de
prisionero.
Corroboró
los montajes judiciales, las pésimas condiciones que viven los reclusos y la
construcción de cárceles de máxima seguridad, para desviar recursos
públicos. Aseguró que los castigos se
convierten en torturas y citó a una interna que fue aislada por dos meses en un
cubículo donde es imposible dar un solo paso. La mujer fue sancionada por
llevarle la contraria a la directora del penal.
Se
refirió a la pena perpetua que se aplica en Colombia, prohibida en
la legislación internacional por inhumana y degradante. Explicó que la reforma del sistema penitenciario
realizada por Uribe, permite el cumplimiento efectivo de hasta 60 años de
condena que se convierte en cadena perpetua.
Testimonios
de las víctimas corroboran que el terrorismo judicial incluye el asesinato de familiares
de presos políticos y prisioneros de guerra, solo por negase a colaborar como
testigos falsos por la policía en falsos procesos, abiertos contra campesinos,
sindicalistas y activistas sociales.
La
historia de Colombia continúa escribiéndose a tinta de sangre. El dolor de los
campesinos despojados de sus tierras por poderosos terratenientes y
latifundistas, se ha extendido a otros sectores de la población que han
denunciado estos crímenes. El telón de violaciones a los derechos humanos no
será bajado mientras existan estados que
con su silencio se hagan cómplices del terrorismo del que poco se habla.
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