El indulto ilegal que la expresidenta Mireya Moscoso concedió hace 9 años a los terroristas, Luis Clemente Posada Carriles, Pedro Remón Rodríguez, Gaspar Jiménez Escobedo y Guillermo Novo Sampoll -condenados a 7 y 8 años de prisión por atentar asesinar al expresidente cubano Fidel Castro en noviembre del 2000- seguramente será tema de atención al fin de la próxima semana, durante la Cumbre iberoamericana, que nuevamente tendrá como anfitrión a Panamá.
Precisamente hace cerca de
13 años, Castro llegó al país en ocasión de la X Cumbre Iberoamericana de Jefes
de Estado y de Gobierno, similar a la que se realizará los días 18 y 19 de
octubre próximos. A su arribo a Panamá, el 18 de noviembre del 2000, reveló ante
la prensa nacional y extranjera, los planes de Luis Posada Carrilles y sus
cómplices por concretar el asesinato. Esto fue lo que consignó Fidel en su
denuncia: “ He venido, como los demás jefes de Estado latinoamericanos, a
participar en la X Cumbre con el espíritu de cooperar al éxito de la misma para
beneficio de nuestros pueblos, y de modo especial para los intereses y el
prestigio de Panamá. Debo cumplir, sin embargo, el deber de informarles que,
como en otras ocasiones en que viajo a estas Cumbres, elementos terroristas
organizados, financiados y dirigidos desde Estados Unidos por la Fundación
Nacional Cubano Americana, que es un instrumento del imperialismo y la extrema
derecha de ese país, han sido enviados a Panamá con el propósito de eliminarme
físicamente. Ya se encuentran en esta ciudad y han introducido armas y
explosivos. Lo denuncio al llegar aquí y no antes de viajar para que nadie le
pase por la mente que cualquier peligro o amenaza pueda intimidar a la
representación de Cuba".
Gracias al trabajo de la inteligencia cubana, la
policía panameña detuvo a los delincuentes encontrando los explosivos y todo el
material con el que los terroristas realizarían el magnicidio. Es improbable
que representantes de las delegaciones de Cuba y Venezuela pasen por alto
semejante acto subversivo que permanece impune, contra un mandatario
latinoamericano y la libertad que la expresidenta panameña concedió a los
desalmados el 25 de agosto del 2004. Particularmente cuando Posada Carriles quien
es prófugo de las justicias de Venezuela, Cuba y continúa en deuda con la de Panamá,
camina libremente por las calles del Estado de Florida.
¿Cuál será la reacción del presidente Ricardo
Martinelli, amigo y exsubalterno de Moscoso, cuando el tema sea llevado a la
mesa durante la XXIII Cumbre Iberoamericana?, sobretodo ante los últimos hechos internacionales, como las denuncias
de conspiración formuladas por el actual mandatario venezolano, Nicolás Maduro,
quien hace poco expulsó del país a la jefa de la misión diplomática de Estados
Unidos, Kelly Keiderling Franz y sus dos asistentes.
Estos delincuentes internacionales, perdonados por
Moscoso, planeaban detonar explosivos militares C-4, con un alcance expansivo
de hasta 200 metros y con capacidad para destruir cualquier carro blindado y
puertas de acero, según certificaron
agentes de la sección de explosivos de la Policía Nacional de ese entonces. El
escenario sería el Paraninfo de la Universidad de Panamá, donde Fidel se
reuniría como invitado en un encuentro con diversas agrupaciones populares
nacionales y diversas delegaciones internacionales. El impacto expansivo
llegaría hasta el complejo hospitalario de la Caja de Seguro Social que está
ubicado a un costado del terreno universitario.
A unos días de culminar su mandato, la mandataria firmó
el indulto, que posteriormente, en julio de 2008, la Corte Suprema de Justicia
de forma unánime decretó ilegal. Después
de ello el expresidente Martín Torrijos no solicitó a EE.UU. la extradición de
Posada Carriles y a la fecha tampoco lo ha hecho Ricardo Martinelli.
Un cable diplomático estadounidense, filtrado por
WikiLeaks, el 04PANAMA2176_a, del jueves 26 de agosto del 2004, un
día después del acto ilegal, consigna detalles de lo ocurrido. “A última hora del 25 de
agosto, la presidenta saliente, Mireya Moscoso, firmó un decreto ejecutivo,
perdonando a cuatro presos cubanos anticastristas y otros 163, como uno de sus
últimos actos como presidenta”. El documento
continúa: “El gobierno inmediatamente
transportó a los cuatro cubanos al aeropuerto de Tocumen, donde partieron en
dos aviones fletados el 26 de agosto”. El
cable explica que tres de los indultados llegaron a Miami antes del mediodía y
el otro, refiriéndose a Posada Carriles -autor intelectual confeso de la
voladura del avión de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 1976 en Barbados,
donde murieron 74 personas- , al parecer viajó a Honduras.
En otra parte del cable la embajada norteamericana
menciona que las decisiones con respecto a los prisioneros anticastristas solo
fueron consultadas con un pequeño círculo, evidentemente los más allegados a
Moscoso, entre los que menciona al ministro de Gobierno y Justicia, Arnulfo
Escalona, su hermana, Ruby Moscoso de Young y el director de la Policía
Nacional, Carlos Barés, quienes hicieron
todos los arreglos del viaje. Es claro entonces lo ya sabido, toda la
colaboración que Moscoso y algunos de sus funcionarios, prestaron a favor de la
huída de los delincuentes.
La periodista cubana Ivón Deulofeu, mediante una
investigación periodística que compendió en su libro, “Paraninfo un magnicidio
frustrado”, 1ª edición publicada en el 2006, menciona que a Moscoso y a varios
de sus Ministros les retirarían la visa para ingresar a EU, si los 4
terroristas no eran liberados y que el
indulto fue negociado en Miami por Ruby Moscoso a quien le entregaron 4
millones de dólares, según publicaciones aparecidas en varios sitios de
Internet.
En enero del 2012, ocho años después del indulto,
varias publicaciones internacionales informaron sobre un encuentro que Moscoso
sostuvo en Miami, con tres de los cuatro terroristas, entre estos, Posada
Carriles. La exmandataria admitió a
medios panameños haberse visto con ellos durante un programa de radio y reiteró
que no se arrepentía de haber liberado a Posada Carriles y sus cómplices.
Moscoso se ha limitado a expresar que su indulto
fue humanitario, formulando conjeturas en torno a que Martín Torrijos,
extraditaría al delincuente a Cuba donde sería ejecutado. Mireya Moscoso, como jefa de
gobierno, tenía pleno conocimiento de la magnitud del atentado que Posada
Carriles y sus cómplices perpetrarían, particularmente por los informes
suministrados por expertos explosivitas de la Policía Nacional. Ya antes estos criminales han logrado ejecutar actos terroristas en Cuba, EE.UU. y otros
países, consignados por el propio FBI.
Este es parte del borrador de un discurso que
Posada Carriles pronunciaría a estudiantes de una universidad en Miami y que
fue encontrado en su celda, en la Cárcel de El Paso, luego de ser liberado bajo
fianza. “La graduación es el momento de enfrentarse a la realidad. Así que
acostúmbrense a la muerte violenta. Fíjense en mi caso, algunas personas me
definen como terrorista. Hoy siento orgullo de decir aquí que usé la violencia
para tratar de destruir la dictadura de Castro y liberar a Cuba. Y continuaré
tratando de hacerlo, incluso en el ocaso de mi vida”. Respecto a lo
hecho en Panamá, en el citado borrador menciona: “En Panamá, con mis compadres,
Guillermo Novo y Pedro Remón- bueno no voy a admitir que los explosivos
plásticos C-4, eran para otra cosa que no fueran fuegos artificiales-, nuestra
visita coincidió con la de Fidel, si me entienden lo que quiero decir. La
policía panameña encontró mis huellas
dactilares en los explosivos”.
¿Señora
Moscoso, si en este año se cumpliese un noveno aniversario del genocidio, donde
indudablemente, panameños y hermanos latinoamericanos hubiesen muerto a manos
de este espécimen, de la talla del asesino Luis Posada Carriles, tampoco se
arrepentiría de haber liberado al terrorista?
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