En el 2006 la Internet recibió
a un nuevo huésped, “WikiLeaks”. El sitio
que desde sus inicios, mediante varias de sus publicaciones, ha estremecido
a poderosos imperios económicos y a varios gobiernos en Medio Oriente, Asia y
Europa, incluyendo al Pentágono estadounidense. Cuatro años después, a fines
del 2010, la famosa web se preparaba para asestar un nuevo y duro golpe.
Aunque en noviembre de 2010,
“WikiLeaks”
cobraba tímida atención en Panamá, particularmente con la visita de la
periodista francesa Anna Marie Mergier, corresponsal
de la revista mexicana, “Suceso”, quien expuso el tema en la Universidad de Panamá, la
editora de un reconocido y prestigioso medio impreso, concebía a la referida web como otra versión de “Wikipedia”. El vergonzoso incidente, podría encontrar
respuesta ante la escasa cobertura que algunos medios suelen darle al escenario
mundial y a la evidente carencia de lectura
y documentación de algunos periodistas.
Su confusión e ignorancia, contribuirían a mantener en bajo perfil al
sitio del cual se comentaba había superado, en investigaciones
periodísticas, al diario estadounidense “The New York Times”.
Mergier expuso el tema en la
Facultad de Comunicación, el viernes 26 de noviembre del 2010. Explicó que “WikiLeaks”
era un caso emblemático y citó aquellas imágenes del helicóptero Apache, cuando
en junio de 2007, asesinó a 12 civiles en Irak, incluyendo a dos empleados de
la agencia inglesa Reuters, además de herir a dos niños. Medios locales le prestaron poca importancia
al tema y a la ponencia de la colega.
Para esos mismos días, mientras
la referida editora panameña y su ineptitud, pasaban inadvertidas en el
periodismo responsable y libre, dos escenarios se fraguaban en Europa. Uno sería concretar los planes de la más
poderosa y extensa publicación de documentos secretos y el otro, los intentos de
la policía británica en arrestar al fundador de “WikiLeaks”, el periodista australiano Julian Assange, quien todavía
permanece refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.
Solo sería publicada una
pequeña porción de los 251 mil 287 cables diplomáticos, emanados de las
embajadas y consulados estadounidenses de 180 países, con información de esos gobiernos.
La difusión estaba en mano
de los medios impresos más poderosos del planeta. Paradójicamente, esos que
algunos denominan los medios del sistema- el londinense, The Guardian, el
francés, Le Monde Diplomatiqué, el estadounidense, The New York Times, el
español, El País, y la revista alemana, Der Spiegel-.
Las publicaciones empezaron
a salir a partir del 28 de noviembre del
2010, dos días después de la visita de la periodista europea a Panamá.
El hecho se concretó con la
debida coordinación de Julian Assange, quien accedió a compartir el tesoro
diplomático, luego de escuchar la tentadora proposición de periodistas de uno
de los grandes consorcios mediáticos: el “The Guardian”. Assange tenía plena
conciencia de que el alcance y la
multiplicación de la información a través de esos medios, era mayor que el que estaba logrando “WikiLeaks”.
El gobierno de Estados
Unidos, trató de impedir la publicación. Según los periodistas británicos, David
Leigh y Luke Harding, del diario londinense, The Guardian, en su obra: “WIKILEAKS”, Assange le pidió al
gobierno norteamericano nombrar en privado ejemplos que demostraran que la
publicación de alguno de los cables implicaba riesgos y daños. Assange se comprometería a considerar de manera expedita cualquier propuesta
del gobierno de EU, antes de publicar. El
consejero legal del Departamento de Estado, Harold Koh, se limitó a responder que
la difusión violaba las leyes de Estados Unidos y ponía en peligro la vida de
innumerables personas, además de amenazar la cooperación entre ellos y sus aliados. Pese a la insistente excusa, el
gobierno norteamericano nunca ha podido demostrar tales riesgos.
Para el fundador de “WikiLeaks”,
el único interés de EU estaba
centrado en evitar que la información se convirtiera en un tema de dominio
público por lo que concluía que aquella fatalidad era imaginaria. Assange consideraba que EU tenía como única intención, ocultar las pruebas de abusos contra los derechos humanos y otras conductas criminales desveladas
por los cables diplomáticos.
El escándalo masivo tuvo
algunas grietas, como era de esperar. Muchos temas sensitivos no fueron difundidos.
El “The New York Times”, por ejemplo,
prefirió filtrar los secretos, previa consulta y aprobación del Departamento de
Defensa y el Departamento de Estado de EU. Igual ocurrió con el diario “El
País”, de España, que no expuso algunos escándalos de la Corona. Otras
consideraciones también fueron tomadas en cuenta por el resto de los medios,
incluyendo al impreso londinense, líder de la iniciativa.
Entre muchos de los secretos
divulgados figuraban los de Rusia. El liderazgo de Vladimir Putin, estaba en
dudas. Funcionarios de su gobierno,
oligarcas locales y el crimen organizado, eran vistos como un solo estado
mafioso. La documentación menciona el tráfico de armas, blanqueo de capitales, enriquecimiento personal, protección de gángsters y cuentas secretas en
paraísos fiscales. Los sobornos anuales superaban los 300 mil millones de
dólares y resultaba complicado distinguir entre las actividades del gobierno y
las del crimen organizado. La documentación señala que los espías rusos utilizaban
a los jefes de la mafia para realizar acciones delictivas, como el tráfico de
armas. Además insistía en que varios organismos de seguridad protegían a esas redes
mafiosas.
Por fin, las publicaciones
internacionales lograron despertar a la prensa panameña. A mediados del 2011, el contenido de algunos
cables correspondientes al período 2009
y 2010, con secretos del gobierno de Ricardo Martinelli, fueron difundidos por algunos
diarios nacionales. Al parecer, ocurrió
después que esos medios llegaron a un acuerdo con “WikiLeaks” , para poder tener acceso a los cables de Panamá.
Todavía existe mucha información
sobre Panamá que no ha sido difundida. En ella se esconden hechos históricos de
la oscura etapa de los militares y sus relaciones con la oligarquía y la poderosa
clase empresarial, los períodos pre y postinvasión, y los secretos
presidenciales de Guillermo Endara Galimany, Ernesto Pérez Balladares, Mireya
Moscoso, Martín Torrijos Espino y Ricardo Martinelli Berrocal.
Al revisar semejante
densidad de cables, está claro que si el espionaje estadounidense no perdonó al
surcoreano, Ban ki-moon, secretario general de la ONU, mucho menos lo haría con
los cinco expresidentes panameños que a diestra y siniestra han gobernado a
espaldas del país. La ecuación es simple y la historia no miente. Ya antes lo
he mencionado en otros de mis escritos, los insignes exmandatarios constituyen el relevo de una misma clase política
que se alterna el poder a favor de sus
propios intereses y los de poderosos, criollos y foráneos, tal y como viene
ocurriendo durante estos últimos 23 años.
Uno de los documentos, entre
muchos otros, no publicado por la prensa panameña, es el cable “04Panama
2176_a”, del 26 de agosto de 2004”, que hace referencia al indulto que
la expresidenta Mireya Moscoso concedió el 25 de agosto de 2004, a los 4
terroristas cubanos, condenados en Panamá; dos a ocho años de prisión y dos a siete
años.
El plan era asesinar al
presidente cubano, Fidel Castro, quien llegó a Panamá en el año 2000, en
ocasión de la X Cumbre de países Iberoamericanos, durante un conversatorio que
sostendría en el Paraninfo de la Universidad de Panamá. Explosivos militares
C-4 fueron encontrados por la policía. La explosión impactaría al complejo
hospitalario que se encuentra ubicado frente a la mencionada Casa de Estudios
Superiores. Los 4 terroristas son: Luis
Posada Carriles, Gaspar Jimenéz Escobedo, Guillermo Novo Sampoll y Pedro Crispín
Remón Rodríguez.
El citado documento revela
que Luis Posada Carriles, de quien no se sabía su paradero, llegaría a
Honduras, después de haber salido del
aeropuerto de Tocumen, escoltado por la Policía que dirigía Carlos Barés, -el hombre
que después de haber sido chofer de
Arnulfo Arias Madrid, curtidor de cuero en Nicaragua y vendedor de autos en la
desaparecida empresa Toyopan y TESA, no
se imaginaría que llegaría a ser director de esa entidad durante la
administración de dos gobiernos arnulfistas-.
El cable menciona que los
terroristas partieron de dos aviones fletados
el 26 de agosto, y que tres de ellos llegaron a Miami antes del mediodía.
En el audio que Moscoso dejó
al exembajador de Estados Unidos en Panamá, Simón Ferro, en su contestador automático y que este servidor difundió cuando coordinaba el noticiero
nocturno de TVN: “Síntesis Informativa”, el 27 de agosto del 2004, se escucha
a la exmandataria decir: “Embajador, buenos días, es la Presidenta
para informarle que ya los cuatro cubanos fueron indultados en la noche de ayer
y que ya salieron del país, tres van rumbo hacia Miami y el otro pues con rumbo
desconocido, hasta luego, un abrazo.”
Cuatro años después, 1 de
julio de 2008, la Corte Suprema de Justicia de Panamá, revocó el indulto por
ilegal. La prensa nacional rara vez cuestiona a Moscoso sobre este tema y
cuando lo hace, no suele repreguntar con argumentos como los citados en este
cable diplomático, que antes sin saberse su contenido, ya era información
conocida, pues fue publicada por la prensa internacional ante la denuncia
formulada por el gobierno cubano. Panamá, aún no ha solicitado la extradición
de Posada Carriles, que ahora no solo es prófugo de las justicias venezolana y
cubana, sino también de la panameña.
Mientras la Oficina Federal
de Investigación de EE. UU (FBI), reconoce a Luis Posada Carriles como
terrorista, y pese a los efectos que hubiese tenido el atentado en Panamá contra
Fidel, logrando también asesinar a cientos de inocentes panameños y
extranjeros, la señora Moscoso se ha limitado a decir que indultó a Posada
Carriles por motivos humanitarios y que volvería hacerlo.
La verdadera motivación de
Moscoso encuentra mayor sentido en otra parte del cable que textualmente
expresa: “La especulación abunda sobre los motivos de Moscoso de indultar a los
4 cubanos anticastristas”. “Tanto Moscoso y su hermana, tienen fuertes
lazos en Miami, donde poseen bienes raíces y gastan una cantidad considerable
de tiempo”.
El cable de la diplomacia
norteamericana, también menciona que la prensa local y muchos comentaristas
especulaban que Mireya y su hermana Ruby Moscoso recibieron sobornos de los
cubanoamericanos de Miami. Añade que otra especulación se centró en la supuesta
finalidad de Moscoso para ganarse el favor de Miami y de funcionarios
estadounidenses, posiblemente como una póliza de seguro contra la revocatoria
de visa por corrupción. Estos rumores también son citados por el sitio español “Rebelión”, en una publicación realizada
el 21 de marzo del 2005. Los comentarios tenían su origen en los círculos
jurídicos del país, quienes concluían que Moscoso estaba obligada a indultar a
los cubanos por compromisos que tenía con el gobierno estadounidense, que
conocía de sus actos de corrupción en los que estaba involucrada.
Según una investigación
realizada por la periodista cubana Ivón Deulofeu, en su libro: “Paraninfo
un magnicidio frustrado”, a Moscoso y a varios de sus ministros les
retirarían la visa para ingresar a EU, si los 4 terroristas no eran liberados. Deulofeu también menciona
que el indulto fue negociado en Miami por Ruby Moscoso a quien le entregaron 4
millones de dólares, según publicaciones aparecidas en varios sitios de
Internet. “Rebelión” menciona que la
operación fue consumada al estilo comercial de Liechtenstein y que los amigos
de Miami obsequiaron a la expresidenta Moscoso un auto “Lincoln Town Croown,
del 2005, valorado en 125 mil dólares.
En otra parte, el cable hace
referencia a que un abogado, al parecer de la parte acusadora, confirmó tener
el nombre del banco europeo donde se depositarían los millones de dólares en el supuesto soborno que le fue entregado a las hermanas Moscoso.
Aunque todos tenemos derecho
a conocer la verdad, o tener acceso a la información, como lo consagra el
artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el soldado
estadounidense Bradley Mannig de 25 años, está siendo juzgado en una corte militar
en Maryland, por proporcionar a "WikiLeaks" los escandalosos cables diplomáticos y otros documentos y videos.
El joven osado, quien
tendría 22 años cuando fue detenido en mayo del 2010, a causa de la traición de un amigo y confidente, ha sido
torturado. Al principio de su detención fue llevado a un campamento en Kuwait donde fue enjaulado. Según él mismo relata a finales del 2012, fue conducido a una carpa
militar que tenía dos celdas parecidas a dos jaulas, cuya dimensión era 2.4 x
2.4 x 2.4 metros con un estante y un inodoro. Solo dormía unas horas en el día
porque en la noche sus carceleros no se lo
permitían. Durante su testimonio Manning
dijo:”Recuerdo pensar, me voy a morir.
Estoy atrapado dentro de esta jaula. Solo pensaba que iba a morir en esta
jaula. Y así lo veía, un animal en una jaula.”
Durante su estancia en Irak, como analista de inteligencia en la Segunda Brigada, Décima División de Montaña, donde fue asignado a fines del 2009, Manning se escandalizó de los actos atroces que había descubierto. Durante meses tuvo acceso a información espeluznante, como el referido video del helicóptero
matando gente inocente, o los documentos
donde se confirma el asesinato de
civiles que el ejército registraba como combatientes enemigos.
Manning, experto en
ordenadores, quien fue entrenado en misiones de inteligencia militar
en Arizona, después de alistarse en el ejército de Estados Unidos en octubre
del 2007, decidió no ser cómplice de todo lo que sabía y optó por el derecho que tienen
los ciudadanos a conocer la verdad.
Las informaciones secretas y
la seguridad de los Estados, se han convertido en excusas para la impunidad.
Los denunciantes del crimen, la extorsión y la corrupción, son acusados de
terroristas y de atentar contra la seguridad de los países, mientras los asesinos no son procesados, ni castigados. Los héroes y
valientes son juzgados como traidores y cobardes. La información es un derecho
que solo tienen los que manejan el poder y los que ocultan sus maldades. Los
gobernantes mienten descaradamente y los ciudadanos del mundo se lo permitimos.
Bradley Manning, Julian Assange y WikiLeaks, están vinculados con Panamá, por
ello los asociados de este Estado tienen derecho a conocer qué más hay en los cablegate
del espionaje estadounidese.